viernes, 3 de octubre de 2014

Teologías medievales




1.1 Introducción.

Casi todo el pensamiento medieval fue teología. La fe integraba todo el saber. La verdad existe, es Dios, eso está en la conciencia del pensador medieval. Su pensamiento era unitario. Con mayor o menor acierto estaban de acuerdo en que ambas vías, la de la fe y la de la razón, se unen, llevan a la misma verdad.
Será con la Ilustración cuando se dará esa ruptura fe-razón, Teología-Filosofía. Irán negándose mutuamente, un mundo a otro, la verdad se limitará a lo que yo puedo conocer por mis fuerzas.
Hablar de pensamiento medieval, es hablar de Teología. Hay tres modos de hacer Teología en el medioevo:
* Monástica
* Pre-escolástica
* Escolástica
Estos tres modos teológicos no sólo son periodizaciones, sino que representan diversas actitudes intelectuales.

1.2 Las auctoritates.

El pensador medieval es muy respetuoso con las auctoritas. No buscan la novedad como hoy día. El genio medieval es el que sabe avanzar teniendo en cuenta el apoyo de la verdad que le viene de atrás. Se valora lo que reciben de los autores anteriores, y a la vez hay progreso. El respeto y aprecio por las autoridades se muestra en el exponere reverenter, que es la exposición reverente de las ideas del pensador anterior cuando se ve que está equivocado en algo.
Las autoridades son los Padres y los doctores de la Iglesia. La Sagrada Escritura es la fuente principal, pero ésta llega en comentarios, etc. También son autoridades paganas los autores de la herencia cultural clásica. Hubo que recuperar el saber antiguo, fue lento y laborioso. Etapas de recuperación de lo antiguo:
* Renacimiento Carolingio.
* Renacimiento del siglo XII.
* Renacimiento del siglo XV.
Es importante tener en cuenta que los medievales conocían muy poco de lo antiguo. De Platón no conocen casi nada y creen ser platónicos. Comienzan desde cero a recuperar los saberes antiguos. La recuperación es lenta y trae sus problemas. Hay diversas reacciones ante la herencia cultural pagana. Dos actitudes fundamentales:
1. La teología monástica es restrictiva en cuanto al empleo de los autores clásicos.
2. La teología escolástica acoge la filosofía y la ciencia griega, árabe y judía más que la teología monástica. Dentro de la escolástica hay dos tendencias:
* recibir a San Agustín y su herencia del neoplatonismo (autor tipo: San Buenaventura)
* concepción que busca una elaboración de la teología de modo científico (autor tipo: Santo Tomás)

2.0 Teología monástica.

2.1 Noción de teología monástica.

El primero que sugiere el nombre es el monje J. Leclercq. En 1946 lanzó el nombre y acuñó la idea de una teología monástica.
Gilsón, que siempre ha ido por delante en todo, en su obra Teología mística de S. Bernardo, mostró que S. Bernardo en sus escritos presenta una autentica síntesis teológica.
Forest habla de autores monásticos con lo que utiliza ya la terminología.
H. De Lubac habla de que antes de la escolástica había otra teología que llamó Patrística.
O. Lottin habla de una teología monástica y otra clerical.
M. D. Chenu emplea también la terminología monástica.
El concepto se fragua durante años. Otro nombre para esta teología monástica es el de Teología Bíblica, pero este término es confuso. Gilsón también utiliza el de Teología Patrística, pero no es exacto.
Más tarde J. Leclercq, en su obra Cultura y vida cristiana, vuelve a preguntarse si la cultura monástica posee caracteres propios y cuáles sean éstos. Admite que ese período jugó un papel decisivo en la preparación de la teología escolástica del siglo XIII.
«Todos los escritos del s. XII prepararon los del siglo XIII. Pero lo hicieron en forma diversa, puesto que eran diversos. Unos eran ya escritos escolásticos, pertenecientes a la Pre-escolástica, pero otros no lo eran en absoluto. El método escolástico está caracterizado, no por la utilización de Aristóteles, sino por los procedimientos escolares aplicados a la sacra pagina, y en especial por la quaestio. Escolástico es, por definición, un maestro de escuela, es decir, alguien que enseña en una escuela. Se dan en el siglo XII dos clases de escuelas, escuelas de monjes y escuelas de clérigos. Por lo general, los monjes adquirieron su formación religiosa no en una escuela, bajo un escolástico, por medio de la quaestio, sino individualmente, bajo la dirección de un abad, de un padre espiritual, por la lectura de la Biblia y los Padres. De tendencia contemplativa. Las escuelas de los clérigos son muy diferentes. En ellas nace la Teología Escolástica. Los hombres del siglo XII tuvieron conocimiento claro de esta distinción. Los medios monásticos y escolásticos no están habitualmente en oposición, presentan contraste, pero están en relación el uno con el otro. La Escolástica trata de un saber, y el medio para alcanzarlo era la quaestio. Se definen términos y se proponen divisiones. En el método monástico, el objeto es el discurso contemplativo. No está ordenado a la ciencia, sino a la espiritualidad, exige se sobrepasen los medios racionales. Supone un don de Dios, una gracia. El que enseña es Dios. Es a Él a quien hay que orar. No hay teología sin oración.» (J. Leclercq, Cultura y vida cristiana).
La teología de los monjes no estaba desconectada de la de los clérigos, pero es otro mundo. La estructura de los monjes al teologizar es más parecida a la oriental, más espiritual y mística. Hay una cierta continuidad. Algunos puntos de contacto son:
  • La terminología: aunque algunos conceptos son entendidos de modo distinto; por ejemplo: Teología, para los monásticos, es el estado del alma en oración que traduce su contemplación de los misterios divinos. Unida a la experiencia, la vida litúrgica, los escritos espirituales y la búsqueda de santidad.
  • Los temas: éstos son, para las dos teologías, las grandes ideas centrales de la fe. A los monásticos les interesan más como misterios en los que profundizar que como hechos históricos.
  • El lenguaje: suele ser místico, tomado de los monjes orientales.
  • Tienen las mismas fuentes: la Biblia. En los monásticos es el origen de la lectio divina, una lectura que es oración, meditación. El monástico contempla: la lectio, el escolástico se pregunta: la quaestio.
Hay pues una Edad Media Escolástica y una Edad Media Monástica.
En otro artículo J. Leclercq se plantea que lugar ocupa S. Bernardo. Dice que en los primeros siglos medievales no hubo mas que teología monástica, alimentada por los Padres. Es la Patrística sin herejías, sin combates. Es lo que los Padres hubieran hecho sin guerras heréticas. Poco a poco se fue desarrollando la dialéctica. A finales del siglo XI, principios del XII, hay ya dos tendencias, una más contemplativa y otra más intelectual. De esta segunda nace la Escolástica. San Anselmo de Canterbury será el último intento de unión. Poco a poco se separarán cada vez más.
Monásticos s. XII Intelectuales s. XII
- San Bernardo - Anselmo de Laón
- Guillermo de Saint-Thyeri - Gilberto de Poitier
- Ruperto de Deutz - Pedro Abelardo
- Arnaldo de Bonnevall - Pedro Lombardo
- Hugo de San Víctor - Alain de Lille
- Isaac de la Estrella
- Pedro el Venerable
Hay diferencias entre las dos tendencias: en las fuentes y, en la mayor o menor conexión con oriente en la tendencia contemplativa.
Los monjes no desconocen la teología escolástica. En la teología monástica no les interesa una teología abstracta que trate de desentrañar por preguntas el dogma. Para ellos comprender y amar es lo mismo.
En cuanto al método la monástica tiene un gusto más por lo concreto, por la síntesis, conducida a Dios, oración. La escolástica es más especulativa, tiende hacia el discurso y la lógica, el análisis. El problema que tiene la escolástica es que al desmenuzar los temas, se pierde la visión de conjunto. La monástica es oración y contemplación, reflexión de la vida.

2.1.1 San Bernardo.

Lo que está en cuestión es si la Teología Monástica es teología o no. Si San Bernardo es teólogo o no. Unos contemporáneos le citan como tal, y otros le descalifican. Los teólogos escolásticos de la época son: Pedro Abelardo y Gilberto de Poitier.
Sigue a los Padres; los vive, no sólo los cita.
San Bernardo no escribe en estilo polémico sino que medita. Tan solo se conocen dos sermones que podrían considerarse polémicos. Durante tiempo se han estudiado solamente sus pocas obras polémicas, ignorando su grandeza.
Para él pensar sobre Dios es rezar, lo demás es un estudio frío y desencarnado que no tiene sentido.
Le citan, copian y leen numerosos autores de la teología monástica.
Se dice de él que es el último de los Padres. Ha transmitido el mundo de la patrística al mundo escolástico del siglo XVIII.
Hay también un cierto numero de autores que critican su estilo y la teología monástica en sí. Dicen que es negativo el rechazo de las ciencias, ya que impide el desarrollo de la teología. Le consideran de tendencia platónica (por el rechazo del cuerpo, vida negativa, etc.).

2.2 Fuentes de la teología monástica.

La Sagrada Escritura. Los monjes leen y meditan la Sagrada Escritura en la Liturgia.
La Liturgia, alimentada de las obras de los Padres.
Los Padres.
Las Reglas Monásticas, sobre todo las de San Basilio y San Benito.
Algunos textos bien seleccionados de algunos teólogos.

2.3 Objeto de la teología monástica (el tema).

El tema es el mismo de su meditación, la unión del hombre con Dios. Les interesa lo que es importante para la salvación, lo demás es superfluo. Es muy importante la caridad, el amor a Dios y al prójimo.

2.4 Método o Actitud.

Combinación de meditación de textos y oración. Es lo que llaman la lectio. Leen la Escritura rumiando las palabras para así asimilarlas en todo su sentido. Es como el alimento del alma. Continuación de la tradición clásica. Estos textos llevados a la oración llevan a la contemplación. No es una crítica, sino una toma e integración de la Palabra de Dios. Desprecian la razón, no la inteligencia, sino la crítica raciocinante, porque lo que se maneja es Palabra de Dios.

2.5 La interpretación alegórica.

2.5.1 La Biblia.

Es propia de la Edad Media, dándose principalmente en la teología monástica. Ya existente en la tradición cristiana. Los primeros cristianos intelectuales se formaron en los grandes centros, entre ellos Alejandría, donde Filón empleaba mucho el método alegórico aplicado al Antiguo Testamento. De Filón pasa a Orígenes, de éste a los Padres, etc.
Hay cuatro sentidos de interpretación de la Biblia:
1. La littera o historia; la relación de los hechos.
2. La tipología o alegoría; las verdades de fe simbolizadas.
3. La tropología o sensus moralis; la significación moral para nosotros ahora.
4. La anagogía o sentido escatológico.
A veces se distingue entre el sentido literal y el alegórico o espiritual, entendiéndose por este último la tipología, tropología y anagogía.
Littera gesta docet quid credas allegoria moralis quid agas quo tendas anagogia.
La teología monástica no se detiene mucho en el sentido literal, sino más bien como apoyo a la interpretación alegórica.

2.5.2 La literatura profana.

Para los medievales es fundamental el que la palabra de Dios es la verdad; citar la Biblia es citar la verdad. En los autores profanos esto no es así; en ellos aparecían temas mitológicos, temas inmorales, etc. Los autores cristianos buscarán interpretar de modo alegórico diversos pasajes de obras profanas.

2.5.3 La naturaleza y el hombre.

Los autores cristianos tienen una mirada alegórica de la naturaleza. La consideran como un libro abierto que nos enseña.

2.6 Los géneros literarios de la teología monástica.

2.6.1 El género histórico.

2.6.1.1 Las historiae y las gestae.

Los monásticos viven de una Regla escrita en el pasado, la cual se esfuerzan por mantener: viven orientados hacia el pasado. Están interesados en salvar las tradiciones antiguas. Tienden a sacralizar la historia (los gesta suelen ser gesta Dei) y su interés es dar gloria a Dios.

2.6.1.2 La hagiografía.

Es una forma de historiografía muy practicada por los monásticos. Escriben vidas de santos para dar gloria a Dios y para propagar modelos que puedan edificar y ayudar a cristianizar la sociedad. A partir del siglo XII se utilizará la hagiografía para ayudar a obtener la canonización de los santos.

2.6.2 Los sermones.

También conocidos como collatio o conferentia.
No es un género único de los monjes, aunque el sermón monástico es distinto. Son frecuentes los sermones sobre pasajes de la Biblia, sobre la Regla o sobre alguna obra patrística.
A veces el sermón está compuesto a base de notas tomadas por los oyentes (reportationes). Tienen una finalidad práctica, pero cuando son sermones para ser leídos se cuidan más y tienen más profundidad teológica.

2.6.3 Las cartas.

Este género tampoco es único de los monjes.
Se cuidaba mucho el estilo. Algunas son pequeños tratados.

2.6.4 Los Florilegios.

Etimología: flor + legere. Son colecciones de extractos; citas o pensamientos que merecen ser conservados. Los que más abundan son los de textos ascéticos. Estudiándolos se aprecia cuales eran las autoridades que influían más en el momento en que se escriben.

2.6.5 El Comentario de la Escritura.

Es el género por excelencia de la teología monástica. Se lee la Biblia con una perspectiva de salvación. El libro monástico más comentado era las Sentencias de Pedro Lombardo.

2.6.5.1 Características de la interpretación monástica.

1. exégesis por reminiscencia: consistía en comentar un texto usando otro en el que se encuentra la misma frase o palabra; se hacía de memoria, de modo espontáneo, por lo cual hay lagunas.
2. exceso de literalismo: intentar atribuir a cada palabra un sentido, y no sólo a cada palabra, sino también a cada ausencia de palabra.
3. interpretación radical: se dio en algunos casos; el representante más destacado es Joaquín de Fiore.

2.6.5.2 El razonamiento escriturístico: el razonamiento por concordancia, la interpretación de los nombres hebreos y la interpretación etimológica de las palabras latinas.

El razonamiento por concordancia escriturística: se buscan textos para apoyar y decir lo que el autor quiere decir. Ejemplo: Itinerario de la mente a Dios de San Buenaventura. De esta forma se elabora todo un razonamiento lógico a base de palabras de la Escritura.
La interpretación de los nombres hebreos: se cambia la palabra extranjera por su traducción y entonces se elabora sobre esa traducción. Algunas veces se da el nombre y la traducción (por ejemplo, Jacob, luchador); otras sólo se da la traducción sin mencionar el nombre original.
La interpretación etimológica de las palabras latinas: se parte del hecho de que los nombres expresan la esencia de las cosas; comprender la realidad es comprender su nombre; esto está presente en la tradición antigua secular y bíblica (esto se muestra en la costumbre de cambiar de nombre cuando se cambia de vida o de estado).

3.0 Dialéctica y Teología.

La Dialéctica es el uso de la lógica (leyes del pensamiento humano) en la discusión; es el arte o disciplina de las disciplinas.
En Teología, consiste en aplicar las leyes de la razón a la Revelación, a sus datos. El peligro está en el intento de reducir el Misterio a leyes del entendimiento humano y rechazar todo aquello que no sea lógico. El peligro está en la pretensión del hombre de comprenderlo todo.

3.1 Los primeros siglos.

3.1.1 Dialéctica y herejía.

El empleo de la dialéctica en Teología es tan antiguo como la misma Teología. Comienza con los argumentos dialécticos de los primeros siglos. Los Padres la identifican de un modo sicológico con la herejía. La dialéctica se convierte en fuente herética. Pero resulta que los adversarios utilizaban la dialéctica, por lo cual los Padres también tuvieron que usarla para defenderse.

3.1.2 San Agustín.

San Agustín es partidario del empleo de la dialéctica contra los adversarios herejes. En su obra ÓDe doctrina Christiana dedica un capítulo a la dialéctica y dice: «La ciencia de la Disputatio es la más importante para tratar las cuestiones de todo género que presenta la lectura de la Sagrada Escritura».

3.1.3 Boecio.

Boecio tiene unos escritos teológicos donde utiliza argumentos dialécticos muy claros. Primero clarifica la cuestión y después la resuelve utilizando los conceptos y el método riguroso de la lógica.

3.1.4 Casiodoro.

Casiodoro dice que todo el conocimiento humano se encuentra en la Biblia, al menos en su origen. Los paganos han elaborado ciencias como la Gramática, Retórica, Dialéctica, Geometría, Aritmética o Música, pero el germen estaba ya en la Sagrada Escritura. La Biblia es lo esencial. Se encuentra en la línea de San Agustín. Tiene un peligro: niega la capacidad del entendimiento humano.

3.2 Desde el Renacimiento Carolingio.

3.2.1 Institucionalización de las artes liberales.

Movimiento cultural que se dio en el reinado de Carlomagno. Se estabilizó el esquema de estudio del trivium (las artes liberales: gramática, retórica, dialéctica) y el quadrivium (las ciencias: aritmética, geometría, astronomía, música) según la inspiración de Casiodoro. Se consideran una preparación para la teología.

3.2.2 Alcuino de York.

Alcuino de York le da una gran importancia al uso de la dialéctica en la teología. En su obra Dialectica escribe que la filosofía puede ser ciencia u opinión, y que se divide en Física, Ética, y Lógica o Dialéctica. Identifica la Dialéctica con la Filosofía, que explica el por qué de las cosas, que entiende las cosas.

3.2.3 El siglo X.

Gerberto de Aurillac, monje, enseñó como maestro en una escuela catedral. Llegará a ser el Papa Silvestre II (999-1003). Reintrodujo las obras de Boecio para la enseñanza e hizo un comentario de estas.
Fulberto, obispo, introduce las obras de Boecio en la escuela de Chartrés.

3.3 La Dialéctica en el siglo XI.

3.3.1 Dialécticos y Antidialécticos.

Se da un despertar de la vida intelectual que cuajará en el siglo XII. La situación política y económica va mejorando. Todo el esfuerzo especulativo se concentra en la dialéctica. En algunos autores se producen fanatismos. Se produce la polarización entre dialécticos y antidialécticos. San Pedro Damián era antidialéctico. Berengario de Tours era hiperdialéctico.

3.3.2 Lanfranco de Pavía.

Lanfranco está en la vía media entre dialécticos y antidialécticos. Es un converso que pasa de ser un apasionado de la dialéctica a ser un estudioso de la teología. Rechaza el uso de la dialéctica pero la utiliza algunas veces.

3.3.3 San Anselmo de Canterbury.

3.3.3.1 Novedad de la teología anselmiana.

Con San Anselmo surge una teología nueva. “Un monje que ama la dialéctica” como instrumento de reflexión. Renueva la Teología. Apasionado del razonamiento. Es un primer intento de unir los dos mundos, el de la oración y contemplación con el de la dialéctica y la quaestio, que está naciendo. Siendo un apasionado de la dialéctica, logrará profundizar en la fe.

3.3.3.2 Las razones necesarias.

Se inspira en San Agustín. En San Anselmo el “crede ut intelligas et intellige ut credas” de San Agustín pasará a ser el “fides quaerens intellectum”. No es razonar para llegar a la fe, sino que de salida ya se cree y se pasa al interrogarse. Quiere, con la razón, penetrar mejor en la fe y la Revelación. Aporta la reflexión a la oración. Es Teología escrita en oración con una gran especulación.
Busca darle a la fe una justificación interna a base de razones evidentes por sí mismas: son las razones necesarias. Partiendo de la palabra de Dios busca razones para conocer mejor el misterio en el que él ya cree y del que está convencido. Son razones necesarias no en sentido lógico sino teológico, necesarias dentro de la conveniencia de la realidad de Dios.
Profundizar en el misterio sin querer descifrarlo. Distingue entre enigma y misterio. El enigma es algo que se puede llegar a descifrar; el misterio es un exceso de verdad, es inabarcable. Él sabe que la razón es más eficaz penetrando el misterio divino cuando está dirigida por el amor y dirigida al Amor.
En el Monologion (1076) (monólogo, soliloquio) bajo forma de meditación expone los resultados obtenidos en estilo simple. No tiene en cuenta la Sagrada Escritura, sino que saca toda la fuerza de su argumento de la disputatio.
En el Proslogion habla de las pruebas de la existencia de Dios. A veces se pone en el lugar de alguien que no cree y pretende demostrar la existencia de Dios desde ese punto de vista. El argumento ontológico trata de ser una respuesta desde la misma inteligencia a la prueba de la existencia de Dios: si Dios es el ser máximamente perfecto, ese ser tiene que existir necesariamente. Intenta ser un argumento desde el mismo pensamiento, argumento a priori, a partir de la misma definición de Dios.
Ofrece un desarrollo, según razones necesarias, del misterio de la Santísima Trinidad.

3.3.3.3 Cur Deus homo.

En su obra Cur Deus homo (1098) (¿por qué Dios se ha hecho hombre?) nos dice: «Sabemos que una Persona Trinitaria se ha encarnado, pero ¿por qué?...». Expone:
1. La necesidad de la Redención del hombre.
2. Las distintas modalidades en que pudo haber sido salvado el hombre.
3. Con verdades racionales muestra que era imposible salvar al hombre sin Cristo.
4. Cómo era necesario el hombre-Dios. Tiene que ser hombre porque son los hombres los que han ofendido a Dios. Tiene que ser Dios porque al que se había ofendido era a Dios y esa falta infinita requería una reparación infinita que sólo Dios podía realizar.
En San Anselmo están presentes los conceptos de su tiempo, como por ejemplo la noción de honor. San Anselmo lleva esta noción a la relación Dios-hombre, y al pecado. Hay que volver a recuperar el honor de Dios. Tiene que ser reparado mediante la Redención. Hay que restituir según la magnitud de la falta cometida. Tiene que restituir un hombre, pero a la medida de un Dios. La sola reparación posible es la que viene de un hombre-Dios.

3.3.3.4 Visión de conjunto.

Sus escritos teológicos son muchos pero no escribió una teología completa, sistemática. No podía hacerlo, no era el momento. Escribe obras monográficas.
Se puede decir que San Anselmo es el mayor teólogo especulativo desde San Agustín hasta Santo Tomás. Está limitado por no conocer una filosofía completa. Se adelanta a su época. Tuvo discípulos en Inglaterra, pero después de su muerte no continuarán. Sólo cien años después sus obras entraran en la Escuela. Su mundo es el mundo monástico y sin embargo hace una teología digna de la escolástica.

3.4 Textos de Lógica y Dialéctica al comienzo del siglo XII.

Hasta el siglo XII los textos de filosofía eran bastante reducidos. No todas las bibliotecas disponían de todas las obras. Las básicas eran: Organon de Aristóteles, Topica de Cicerón, los Comentarios y obras de Boecio y otros manuales espúreos. Todo este bloque de textos recibía el nombre de logica vetus.

3.5 La Escuela de Laón.

3.5.1 Anselmo y Raúl de Laón.

A comienzos del siglo XII, surge la escuela de Laón. Se inicia con el Renacimiento Carolingio y en el 1140 es la más importante del mundo. Se convirtió en una floreciente escuela. La dirigen dos hermanos: Anselmo y Raúl.
Anselmo fue un gran comentarista de la Escritura. La comenta introduciendo doctrina en los comentarios. Hace una interpretación más literal (frente a la alegórica de la teología monástica).
Pronto acuden a la escuela de Laón numerosos alumnos, entre ellos, Pedro Abelardo. Esta escuela va a marcar el paso de la Teología Monástica a la Escolástica.

3.5.2 La Glossa biblica.

Glossa biblica son los comentarios que se han ido haciendo al texto bíblico explicando los versículos. Pueden ser comentarios marginales (escritos al margen) o interlineales (escritos entre las líneas del texto bíblico). Es una especie de riada que va engordando el texto, sin saber qué autor aporta cada cosa.
La escuela de Laón hace comentarios a la Biblia. Más tarde serán autores particulares los que lo harán. Poco a poco los comentarios se van unificando y en lugar de que hayan muchos comentarios del mismo texto se van consolidando en uno.
En el siglo XIII, para la época de la Universidad de París, aparece la Glossa biblica o Glossa ordinaria que es como el comentario oficial, canónico, de la Biblia. No tenemos acceso a la Glossa ordinaria pero sí a una que se le atribuye a Estrabón, con la misma estructura de la Glossa. (La Glossa ordinaria existe pero es monumental, no está editada ni traducida.)

3.5.3 El método de Laón.

Representa un primer esfuerzo por sistematizar, por la influencia de la dialéctica y por la confluencia de circunstancias que lo hacen posible. La escuela de Laón, empieza a sistematizar la teología, a ordenar lo que poseen. Formas:
* Recopilaciones de sentencias;
* Monografías de temas concretos;
* Compilaciones sistemáticas de material teológico.
En los comentarios a la Escritura comienzan a aparecer, cada vez más, las quaestiones (preguntas) que se apoyan sobre textos de la Escritura y sobre las auctoritates. Anselmo trata de consolidar los comentarios de diversas fuentes, buscando reconciliar posiciones diversas y a veces opuestas. Pedro Abelardo lo completará.
El plan de Anselmo es aún muy primitivo. En esas colecciones sistemáticas comienza tratando temas como Dios y mundo, Creación, demonio y caída del hombre, Redención. Descuidan otros temas como la teología Trinitaria, la Sacramentaria y la Escatología.
El hermano de Anselmo, Raúl de Laón, pasa a ser director de la Escuela a partir del año en que muere Anselmo (1117). Al morir Raúl en el 1135, la Escuela va perdiendo importancia y decae. La Glossa pasará a otra escuela, la de Auxerre, hasta que surge París y desaparecen todas las escuelas.

3.6 Pedro Abelardo.

3.6.1 Mundo cultural y formación de Abelardo.

Nos ha dejado su biografía, Historia Calamitatum. Era una inteligencia privilegiada, se adelantó a su época. Recibe su formación a base de la logica vetus (el trivium y el quadrivium). En esa época se estudian los escritos de los Padres, sobre todo los latinos. Comienzan a llegar los griegos.

3.6.2 De la Dialéctica a la Teología.

Es Abelardo el que empieza a hablar de Teología en una obra suya que se titula Theologia Christiana. La materia prima para su trabajo la constituye el AT, el NT, los textos litúrgicos y textos de los Padres, sobre todo los latinos. Ve la necesidad de usar la Dialéctica en la Teología para exponer los temas, para conciliar textos teológicos divergentes, y para justificar racionalmente las fórmulas de la fe.
La importancia de Abelardo es decisiva en la historia del método teológico. Su método se caracteriza por los siguientes puntos:
1. La interrogación. En sus obras Logica de Ingredientibus y Sic et non dice que la primera llave de la sabiduría es la interrogación frecuente.
2. Desarrollar la dialéctica como instrumento para exponer y solucionar los problemas. Su teología es casi una filosofía del lenguaje, aplicada a la Sagrada Escritura.
3. Su método se caracteriza por la dialéctica de la razón. Esa razón es criterio de autoridad, puede prevalecer sobre la autoridad. Sin embargo, la razón no es el criterio de lo que se debe creer. En ese sentido lo primero no es la razón sino la fe, pero la razón debe ir lo más lejos que pueda, es la crítica.

3.6.3 El Sic et non.

Obra muy importante para la teología. Consiste en una serie de citas de los Padres y de autores eclesiásticos que parecen contrarias. Diversidad de opiniones aparentemente contradictorias. Sacó a la luz gran número de estas divergencias, en todos los temas. No es que él sea el primero que se da cuenta de esto, sino que es el primero que presenta un número tan grande de divergencias y contradicciones sobre tan diversos temas. Lo hizo con buena intención. Quería mostrar a sus alumnos cómo se plantea un problema y el modo de solucionarlo.
Presenta cinco reglas para la interpretación:
1. Interrogar la autenticidad del texto; crítica textual (ver las corrupciones, interpretaciones y fallas de los copistas); analizar el texto.
2. Analizar la significación de los términos. Puede haber términos cuya significación haya variado con el tiempo.
3. Interpretar los textos de un autor en función de los pasajes paralelos.
4. Distinguir las sentencias del autor y las sentencias de aquél a quien se refiere el autor.
5. Examinado el texto, si se ha interpretado bien, intentar clasificarlo según el grado de autoridad, es decir, darle un valor para la tradición a ese testimonio.

3.6.4 La dialéctica de Abelardo.

Abelardo es un maestro de la dialéctica, la cual aplicará a la teología. A la vez Graciano está sistematizando el derecho canónico. No se sabe bien quién influye en quién.
Abelardo combate tanto a los que han abusado de la dialéctica (hiperdialécticos) como a los que se oponen a ella. Para él la dialéctica es tan importante que la llama guía de todo el pensamiento. La dialéctica es el método para distinguir la verdad de la proposición; es su método tanto para aprender como para enseñar; con ella se garantiza el carácter científico de lo que se enseña. Abelardo no elabora un sistema, sino que emplea un método que dará lugar posteriormente al sistema.

3.6.4.1 Relación entre razón y fe.

En su obra Theologia Christiana distingue dos formas de saber: intelligere y comprendere (cum + prendere, prenderse con, o apoderarse). Dios no puede ser objeto de comprensión por parte del hombre. No es abarcable. A Dios sólo se le puede intelligere.
La razón humana se pregunta por todo aquello que se puede entender. San Anselmo también lo hizo. La diferencia entre los dos es la actitud. San Anselmo escribe orando, es un contemplativo. Abelardo está solamente pensando y razonando, aunque no rechaza la búsqueda de la santidad ni la contemplación.

3.6.4.2 Relación entre razón y auctoritates.

Respecto a las autoridades, en su obra Diálogos entre un cristiano y un judío, afirma que los juicios de las autoridades no son infalibles. La razón prevalece si vemos que una autoridad se ha equivocado. La razón es soberana, está por encima en todas las ciencias menos en la Teología, en la que la soberana es la fe puesto que la teología supera a la razón. La razón no responde a los misterios de fe. Su actitud fue muy criticada en su época.

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